Significa que debemos reconocer que estamos enojados, que el enojo esta en nosotros. Nadie nos puede hacer enfadar ni nos puede quitar nuestra felicidad ni paz.

El problema es que le damos el poder a las circunstancias externas y creemos que son ellos quienes tienen que cambiar, en lugar de ser nosotros quienes cambiemos.

Así que del enojo debemos aprender primero que nada que si hay algo que queramos arreglar con alguien o algo, debemos de hacerlo primero con nosotros.

Siempre que sientas enojo, por más pequeño que sea, aunque te parezca una insignificancia, debes des ahogarlo.

Guardar el enojo es lo peor que puede pasar y genera muchos más problemas de salud en las personas que en aquellas que lo desahogan