La gastronomía mexicana tiene su origen en el periodo prehispánico. En esta época, se crearon una serie de platillos que tenían como base tres ingredientes: el maíz, el frijol y el chile. Estos eran complementados con hierbas de olor, carnes de animales pequeños, chocolate, aves y pescados, entre otros.

Lamentablemente, no existen recetas de carácter puramente prehispánico. Esto se debe a la falta de fuentes o códices que las hayan registrado y al mestizaje gastronómico que se dio durante La Colonia. Por lo tanto, los platillos que conocemos ahora han existido gracias a la preservación que han hecho las comunidades indígenas y mestizasfue imposible que las recetas ancestrales permanecieran intactas debido a distintos factores. Uno de ellos fue la falta de registros. Pese a que los mexicas conservaban bibliotecas que almacenaban todo el conocimiento adquirido, estas fueron quemadas por los conquistadores. Se hizo con el fin de aniquilar cualquier rastro de herejía. No obstante, se ignoró que entre los libros o códices no solo había mitos sino un registro sobre plantas medicinales, astronomía, arquitectura y quizá recetarios.

Otra de las causas fue el mestizaje culinario. Si bien no podemos ignorar la violencia con la que fueron sometidos algunos pueblos, tampoco podemos negar los intercambios culturales entre americanos y occidentales. De hecho, los colonizadores aportaron: grasas animales, trigo, harina, carne de vaca y pollo, productos lácteos como leche y quesos, lechugas etcétera. Los colonizadores, a su vez, habían diversificado su gastronomía con ingredientes de otros lugares. Un ejemplo es la albahaca. Esta planta es originaria de la India y estaba consagrada a Lakshmi, diosa de la buena suerte.

Además de los ingredientes que se exportaron de México y América hacia el mundo, también destacan las técnicas de agricultura. Una de ellas es precisamente la chinampa.

La chinampa era un método agrícola de origen mexica. Este consistía en crear un sistema de cultivo artificial sobre agua. Para crear una, se utilizaban estacas de ahuejote para crear una base sólida y flotante. Después colocaban lirios acuáticos y otras plantas flotantes sobre las estacas. Posteriormente se ponía una capa de lodo y al último las semillas de plantas o verduras. De esta forma, se mantenían hidratadas y crecían naturalmente.